Bitácoras personal como medio de expresión.

domingo, 10 de enero de 2016

Amapola desolada por fin bien acompañada.

Tan pequeña, tan sola y tan triste; así se sentía la preciosa amapola. 
Su vida sólo consistía y constaba de días grises. ¿Dónde se encontraba el gigantesco sol? ¿Dónde estaba la única luz que podía hacerle brillar?
Y así pasaron los años, desolada en un grande verde campo.

Pero todo eso acabó una noche en la que apareció una hermosa estrella. Esa pequeña amapola pudo ver cómo era sentirse aún más pequeña pero, por primera vez, se sintió querida por esa pequeña luz. Ya no estaba sola sino que tenía a esa estrella, tan lejos pero tan cerca a la vez. Y, aunque esa amapola nunca podría llegar a estar al lado de esa luz, podía tener su compañía cada noche. Porque cuando esos días grises terminaban, empezaba una noche brillante. 

A veces, esa pequeña amapola, se sentía sola de nuevo porque no podía estar con esa estrella durante todo el día pero la idea de tenerla cada noche le reconfortaba.



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